Esta semana será de correr. Hoy he vuelto al trabajo después de dos meses y ocho días de baja. A pesar de que mi médico de cabecera y la trabajadora social me han recomendado que me lo tome con calma, yo quiero volver a la normalidad, recuperar mi vida un poco.
Tengo que reconocer que esta mañana la vuelta al trabajo me ha agobiado un poco. Después de estar dos meses sin tener prisa ninguna para hacer las cosas, hoy no sabía cómo encajar mis pequeñas obligaciones domésticas con las laborales. Tengo que volver a coger ritmo, sin duda. Seguramente pensaréis ¿y para qué has vuelto al trabajo tan pronto entonces? Volver al trabajo me da la sensación de que estoy dejando esta etapa atrás, de que he superado el cáncer de mama y todo lo que conlleva. En realidad, aún me queda. He terminado la quimio, ya estoy operada, pero aún me quedan la radioterapia, doce inyecciones con el anticuerpo y un poco menos de cinco años con la pastilla de Tamoxifeno. Ya os dije que este viaje era largo de cojones.
En cierto modo, pienso que la radioterapia es el último gran pasito que me queda para terminar con esto. Porque el anticuerpo y el Tamoxifeno no me causan muchos efectos secundarios y puedo hacer vida normal. El miércoles me pondrán la segunda inyección y ya llevo un mes tomando la pastilla. Estoy haciendo vida prácticamente normal y me siento mucho más fuerte. Así que creo que la radio es el último gran paso que tengo que dar.
Hoy me ha visto el oncólogo radiólogo en Málaga. Un médico muy joven y muy alto, de huesos fuertes y anchos. Vello corporal oscuro y grueso se asomaba por las mangas del jersey rojo que el doctor llevaba debajo de la bata. Una pulsera con la bandera gay rodeaba la muñeca derecha del joven radiólogo. ¡Increíble las tonterías en las que uno se fija durante una consulta!
El doctor me ha contado que me van a dar quince sesiones de radio. De lunes a viernes y por tres semanas seguidas. Me dijo que puedo esperar quemaduras de la piel en distinto grado y cansancio. Yo antes estaba asustada, pero la verdad, ahora lo que quiero es terminar con esto y cuanto antes mejor. Llevo dos semanas hidratándome la teta mala con una mezcla de aceite de argán, de almendras y de romero. La fisioterapeuta de la AECC me ha dicho que los aceites me pueden ayudar a prevenir los efectos secundarios de la radio. Esperemos que sí.
También me han hecho un TAC y una cosa a la que coloquialmente le llaman el tatuaje. Con una aguja y tinta china te marcan algunos puntos en el cuerpo. Esos puntitos los harán coincidir con unas luces láser durante las sesiones de radioterapia, para asegurarse de que la postura del cuerpo es siempre la misma. No os asustéis con respecto a lo del tatuaje, son cuatro pinchazos de nada. Un pinchazo más, un pinchazo menos. Con todo lo que hemos pasado ya ¡qué es un pinchazo!